Era una noche cualquiera de entre semana, estábamos navegando mi pareja y yo (Jandro) por Internet. De repente un anuncio nos llamó la atención (ejemplo claro de que la publicidad en Internet funciona).
“Vuela a Paris por tan sólo 50 € ida y vuelta”, al ver la descripción del anuncio giramos nuestras cabezas y con la mirada nos dijimos; “¿Nos vamos? Mira el hotel y si vemos uno que nos guste reservamos”. Miramos alojamiento y que casualidad que había otra oferta irrechazable de 5 días y 4 noches. Sin quererlo, ni pretenderlo y en cuestión de 20 minutos habíamos organizado un viaje a la ciudad de París.
Llevábamos tiempo pensando en viajar juntos hacia la capital francesa, pero nunca veíamos el momento ideal. De repente, en cuestión de semanas estaríamos cumpliendo uno de nuestros sueños.
París es una de las capitales mundiales de la fotografía, grandes fotógrafos de la historia desarrollaron allí total o parcialmente su obra. Por supuesto, en nuestras mochilas no podían faltar cámaras digitales, instantáneas, analógicas y decenas de carretes y tarjetas de memoria para documentar como se merece nuestro viaje.
Nos pateamos París de arriba abajo, creo sinceramente que es la mejor forma de conocer y disfrutar una ciudad. Visitamos todo lo visitable, todo lo que nos permitieron nuestros pies. Era parada obligatoria tomar algo en el “Cafe des Deux Molins”, cerca de Moulin Rouge, donde se grabaron escenas de la famosa película “Amelie”. Teníamos que hacer el esfuerzo.
Es muy inspirador pasear por “Rue de Mouffetard” donde Henri Cartier Bresson hizo su famosa imagen del niño sonriente con dos botellas de vino (pincha aquí para poder ver la imagen). Visitar el lugar exacto en frente del Hotel de De Ville (Ayuntamiento de Paris) donde Robert Doisneau captó la histórica foto de “El beso” o cenar por “Rue de Lappe” donde Brassai documentó la vida nocturna de la ciudad, es una sensación mágica para cualquier enamorado de la fotografía contemporánea.
Fue un viaje inolvidable, París desborda historia y belleza por los cuatro costados. Una lección que hemos aprendido en este viaje ha sido la de no esperar al mejor momento para cumplir tus sueños, ahora es el momento.